Familia: Anacardiáceas
Clase: Angiospermas dicotiledóneas
Mata o arbusto fácil de identificar porque su altura no suele superar los dos metros, salvo raras excepciones. La corteza es primeramente rojiza y más tarde gris, y las hojas están dispuestas en dos filas de forma opuesta sobre las ramas jóvenes exclusivamente. El aspecto de estos foliolos es coriáceo y si se miran a contraluz, es posible apreciar en los bordes un fino ribete más claro y en su parte media una patente vena central casi transparente. El lentisco es una especie dioica, es decir presenta los sexos en pies separados, distinguiéndose las plantas masculinas por dar flores con el cáliz dividido en cinco lóbulos, mientras que las femeninas sólo presentan tres o cuatro. Cuando la flor femenina madura da lugar a un fruto redondeado, del tamaño de un guisante y de coloración rojiza.
El lentisco crece en los collados y laderas de la mayor parte de la cuenca mediterránea, tanto en la costa acompañando a los algarrobos y los palmitos, como hacia el interior junto a la encina, pero se hace más raro a medida que se avanza hacia el norte.
Las aplicaciones que el hombre ha dado al lentisco son muy numerosas. De sus frutos se obtiene un aceite de antiguamente se empleaba para el alumbrado de las casa. Su corteza exuda una sustancia gomosa que se usa en la industria de los barnices y en odontología y de su madera se obtiene un excelente carbón vegetal de gran poder calorífico. Con sus hojas se fabrica una especie de vino.
SABIAS QUÉ...
La almáciga, que así se denomina a la resina del lentisco, es empleada en ciertos países de Oriente para perfumar la boca y también como goma de mascar que según los nativos mantiene los dientes fuertes y sanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario