Familia: Escrofulariáceas
Clase: Angiospermas dicotiledóneas
Se distingue la boca de dragón por su porte, entre erecto y postrado, con hojas por lo regular lanceoladas, de bordes enteros y unidas al tallo mediante cortos rabillos. Las flores forman largos racimos en el extremo del tallo y de las ramas, miden de uno a cinco centímetros y son de coloración normalmente sonrosada, aunque en algunas especies son de color blanco, amarillo o rojo; su forma es tubular y aparecen divididas en dos labios, el superior con dos lóbulos y el inferior con tres. En la base de la corola se forma una especie de bolsa o giba que apenas sobresale del cáliz.
Crece en las laderas rocosas, muros y zonas secas. Aunque como es una especie muy apreciada en jardinería, hoy en día es posible encontrarla cultivada en los jardines de casi todo el mundo. En la península Ibérica existen numerosas especies endémicas de este género, es decir, plantas que sólo se encuentran en esta región del planeta. De todas ellas las más rara sea quizás Antirrhinum pertegasii, que nada más crece sobre ciertas rocas calizas.
Antiguamente, la boca de dragón se empleaba para teñir tejidos de color amarillo o naranja, ya que sus flores contienen sustancias pigmentarias en estas tonalidades. Algunos autores también le han atribuido ciertas propiedades medicinales, pero su utilización en medicina popular es bastante escasa y nunca ha estado muy extendida en este aspecto.
¿SABÍAS QUÉ...?
El nombre de Antirrhinum, con el que se conoce este género deriva de las palabras griegas "anti" (parecido) y "rhin" (hocico), pues cuando se aprieta la corola de la flor ésta se abre un poco como si fuera una boca.
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